Recópolis, Zorita y Pastrana: un viaje por mil años de historia

Hay recorridos que condensan toda la historia de la Península Ibérica. En una sola jornada, puedes atravesar más de un milenio de transformaciones culturales, desde el esplendor visigodo hasta la grandeza del Renacimiento.
Un viaje pensado para quienes disfrutan comprendiendo los procesos históricos más allá de las fechas, acompañados por especialistas en Historia y en Historia del Arte que interpretan el paisaje, la arquitectura y el arte con mirada crítica y emoción.

Recópolis: la ciudad visigoda y palatina

En el corazón de la Alcarria se levanta el Parque Arqueológico de Recópolis, uno de los enclaves más singulares de la Europa altomedieval.

Fundada en el año 578 por el rey Leovigildo, Recópolis fue una ciudad planificada desde cero: un proyecto político y simbólico que pretendía mostrar la fuerza del nuevo reino visigodo y su autonomía frente a la herencia romana. La elección del lugar no fue casual. Desde su emplazamiento se dominan los valles que conectan con el río Tajo, entonces navegable, y tres vías naturales de comunicación que unían el centro con el sur peninsular.

Sus calles principales, trazadas al estilo romano —un cardo y un decumano— articulaban los espacios residenciales, los talleres artesanales, la basílica y el conjunto palatino.

Recorrer hoy Recópolis es caminar por un proyecto urbano de hace catorce siglos, una ciudad que representa el nacimiento de una nueva forma de poder: Cristiano, monárquico y territorial.

Pocos lugares permiten imaginar con tanta claridad el momento en que la Hispania visigoda comenzó a definir su identidad política y cultural.

Zorita de los Canes: La fortaleza islámica

Muy cerca de Recópolis, sobre una loma que domina el valle, se alza la fortaleza califal de Zorita de los Canes, testimonio de otra época de esplendor y conflicto. Construida durante el siglo IX, su historia refleja la compleja convivencia de poderes andalusíes y cristianos que marcaron la Edad Media.

Las murallas, las torres y los restos del alcázar conservan las huellas de su uso continuado durante siglos: primero musulmán, luego cristiano tras la conquista de Alfonso VI, y más tarde como sede de la Orden de Calatrava.

Zorita es un lugar estratégico y simbólico: desde sus alturas se observa el territorio que siglos antes controló Recópolis.

Esa continuidad del espacio —del poder visigodo al islámico, del islámico al feudal— es una de las claves que hacen de esta ruta un viaje histórico y arqueológico excepcional.

Pastrana: ciudad ducal y refugio del Renacimiento

El recorrido culmina en Pastrana, villa ducal declarada Conjunto Histórico-Artístico, donde se aprecia el esplendor del Renacimiento español.

Sus calles empedradas, palacios y conventos reflejan la cultura de una nobleza que impulsó el arte, la espiritualidad y la arquitectura humanista.

El Palacio Ducal, proyectado por Alonso de Covarrubias en el siglo XVI, es un ejemplo de la sobriedad del Renacimiento castellano: planta cuadrada, torres esquineras, patio central y una fachada casi austera, sin ornamentación excesiva.

Fue residencia de la princesa de Éboli, uno de los personajes más enigmáticos y fascinantes de la historia española. Su figura, envuelta en poder, política y misterio, ha convertido el palacio en símbolo de la villa.

A pocos metros, la Colegiata de Pastrana custodia una de las colecciones de tapices flamencos del siglo XVI más valiosas de Europa.

Los tapices narran las campañas de Alfonso V de Portugal en Arcila, Tánger y Alcázar Seguer, y destacan tanto por su calidad técnica como por ser de los pocos ejemplos que representan hechos contemporáneos a su creación.

Son obras monumentales que unieron arte, propaganda y fe, y que hoy permiten entender la mentalidad política y religiosa del Renacimiento ibérico.

Un recorrido para comprender la historia a través del arte

Viajar en un día a Recópolis – Zorita – Pastrana es un viaje desde el siglo VI al XVII, una travesía que revela cómo las sociedades visigoda, andalusí y cristiana configuraron el paisaje y la cultura del centro peninsular.

Cada parada ofrece una perspectiva complementaria: la planificación urbana visigoda, la ingeniería militar islámica y el refinamiento artístico del humanismo castellano.

A través de la observación, la explicación contextual y el diálogo con el entorno, este viaje invita a aprender caminando.

Como es habitual en Aularte Rutas, las visitas son guiadas por historiadores y especialistas en arte que interpretan los lugares con mirada crítica y sensibilidad estética, haciendo que cada espacio cobre sentido más allá de la anécdota o la simple cronología.

Viajar con Aularte es recorrer ese hilo invisible que une los siglos y las culturas, con el arte y la historia como brújula para comprender el pasado y disfrutar del presente.

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