Un viaje a los albores de la Edad Media.
A pesar de su tamaño modesto y su aspecto austero, la ermita de Quintanilla de las Viñas es
uno de los edificios más enigmáticos de la España altomedieval. Anclada en uno de los valles
que cruza la burgalesa Tierra de Lara, la historia de sus orígenes está sumida en cierta
incertidumbre, si bien la mayoría de los expertos remontan su construcción a los últimos
tiempos de la Hispania visigoda (finales del siglo VII, comienzos del VIII).
Lo primero que llama la atención al visitante son las reducidas dimensiones del conjunto. En
realidad, lo que podemos ver hoy en día es un edificio amputado, pues de lo que fue su
estructura primitiva solo nos ha llegado la parte de la cabecera con el altar principal.
Originalmente, dispondría de una planta de tres naves con un pórtico de entrada a los pies, con
un interior muy compartimentado como corresponde a los edificios visigóticos que se
adaptaban a la antigua liturgia hispánica.
Uno de los rasgos más interesantes es la decoración esculpida que conserva tanto en el
exterior como en el interior. Distribuida a base de frisos horizontales presenta una rica
iconografía de motivos vegetales, animales y figurados. Los orígenes de estos temas los
encontramos tanto en el mundo bizantino como en los textiles persas sasánidas. Sin duda, la
parte más emblemática se encuentra en el arco triunfal de acceso al interior, donde aparecen
sendos relieves con representaciones del sol y la luna.
Son muchos los enigmas aún por descubrir de este lugar cuya belleza reside precisamente en
todo lo que aún desconocemos de esa época de penumbra a la que pertenece. Te invitamos a
descubrir juntos todos sus secretos en nuestro viaje del 26 y el 27 de septiembre a la Castilla medieval.